Besada gay también ante los cientos de adeptos-fanáticos de la secta católica, que desde su más tierna infancia son manipulados y abducidos por destructores de mentes como el OPUS DEI. Transportados en autocares desde Madrid, San Sebastián y Zaragoza, imponen una banda sonora que como robots programados no dejan de aullar histéricamente, hasta el llanto de gozo ante la visión del Gurú Supremo, cual artista de moda ante sus fans.
Estos niños necesitan ser desprogramados con urgencia y enseñarles a convivir en una sociedad, que en busca de la democracia debe acabar siendo laica. Un marco donde el respeto por la diferencia haga que esta llegue a pasar desapercibida y que todos los colectivos que aún luchan por su equiparación de derechos y libertades dejen de hacerlo por haberlo conseguido. Formando nuevas generaciones de ultracatólicos destinados a ocupar puestos predominantes en la administración y en las élites económicas esto será una utopía.
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